10.17.2006

Si ¿y qué?

Una de las cosas que he aprendido en este fin de semana largo por España adelante ha sido que las cosas no tienen tanta importancia como se cree. Tienen la importancia que nosotros les damos, solo eso, ni más ni menos. Los problemas no son nada, no tienen interés, ni para uno mismo ni para los demás. Al resto del mundo le da igual si vienes o si vas, si te duele o si no. El dolor es de cada uno nada más, si te duele, pero como no me duele a mi me da por culo.

Las adicciones son tema similar, un poco más tirante en el aspecto de la salud pero un tema vano al final. No se puede comparar con el hambre en el mundo ni con las guerras ni tan siquiera con la situación social y monetaria. SI soy adicto, que más dará. El dolor hay que cortarlo de alguna forma y sobre todo hay que cortarlo cuando no hay ganas de pasar más dolor del necesario. Por ello ahora los calmantes son mis mejores amigos. Ni preguntan como estoy, ni se enfadan y si no aparezco ni me llaman ni me recriminan nada. Son como yo, libres al fin de ese peso que me aplastaba el pecho y el alma, que no me dejaba vivir ni hacer casi nada. Ahora soy una persona seminueva que no quiere ni hablar de sentimientos ni corazones ni nada parecido. Alguien a que el cariño o la cercanía le están empezando a dar bastante igual.

PD: Nunca le aposteis 20 €a un tullido por muy difícil que parezca la apuesta. Nos veremos en el infierno. Yo allí estaré.

10.06.2006

Las calles están mojadas, poned música de los secretos.

- ¿Qué te pasa?.
- Nada.
- ¿Estás enfadado conmigo?.
- No, ¿Por qué habría de estar enfadado?.
- No se, tienes la mirada triste.
- Eso es porque tengo las gafas sucias. Anda mira la tele.
--------------------------------------------------------------------------
--------------------------------------------------------------------------
- ¿Seguro que no te pasa nada?
- Que nooooooooooooo, pesaaaaada.
- Es que tengo la sensación de que te pasa algo conmigo pero no me lo quieres decir.
- No pasa nada.
- No te creo.
- ¿Ah no?, pues mira si que pasa algo, estoy hasta las narices de verte, de escucharte, de ser comprensivo, mientras tu, en tu actitud de todos los días te da todo por culo. Pues sabes ahora a mi me da tambien todo por culo. ¿Querías vivir tu vida? Vívela pero conmigo no cuentes. Por una vez en tu vida se consecuente con tus actos y apechuga con las consecuencias por muy duras que sean o que te parezcan. No, nada es como antes por mucho que te empeñes. No puedo comportarme como antes porque no soy el de antes. Hay cosas que ya no me interesan y una de ellas eres tu. Se acabó tanta tontería y tanto tacto, que en estos momentos no valen de nada en mi vida, en mi nueva vida lejos de ti.

La puerta se cierra de golpe. La muerte sale de su refugio a las calles mojadas, mientras una alma yace rota cinco pisos más arriba. Llueve. Esa maldita canción no me sale de la cabeza.

Para empezar
diré que es el final
no es un final feliz
tan sólo es un final
pero parece ser que ya no hay vuelta atrás.

Sólo te di diamantes de carbón
rompí tu mundo en dos
rompí tu corazón
y ahora tu mundo está burlándose de mi.

Miedo de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo a tenerte que olvidar
Miedo de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Oigo tu voz siempre antes de dormir
me acuesto junto a ti
y aunque no estás aquí
en esta oscuridad la claridad eres tú.

Miedo de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar
Miedo de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Ya se que es el final
no habrá segunda parte.
Y no sé cómo hacer para borrarte.

Para empezar diré que es el final.
Miedo de volver a los infiernos
miedo a que me tengas miedo
a tenerte que olvidar
Miedo de quererte sin quererlo
de encontrarte de repente
de no verte nunca más.

Y aquí en el infierno oigo tu voz.

10.03.2006

Libros a mi izquierda y mi derecha, delante y detras, incluso encima de mi. No se por que se me ocurren estos sitios para tratar ciertos temas, no son los apropiados. La gente me mira, me siento observado, debo estar alerta, puede que me estén vigilando gente desconocida. Ha llegado por el ascensor que queda en perpendicular. Está como siempre. Mira hacia un lado y otro buscándome y por fin me encuentra. Sonrie, pero no es una sonrisa de alegría, más bien es una sonrisa de reencuentro caragada de tensión y pena. Lo único que dice es que cada día quedamos en sitios más raros. se sienta a mi lado. Me da un sobre y una caja, dice adios y se va. Recojo mis cosas. Mientras me voy miro a la gente, ajena a todo. Aqui acaba y comienza todo. Abur